BOOK:
Javier Belda Iniesta, La configuración de los tria munera frente a la herejía antigua y medieval. Notas para una fundamentación teológico-canónica de la Inquisición. (Thomson Reuters Aranzadi). ISBN: 978-84-1346-559-3
ABOUT
THE BOOK:
Las
grandes épocas de reforma en la Iglesia, tradicionalmente, han supuesto una
necesidad de profundización a todos los niveles -no sólo desde el punto de
vista dogmático- que han tenido como resultado la formulación, cuando no la
redefinición, de los aspectos que habían sido objeto de controversia. Esa
puesta en discusión constante ha acompañado siempre el navegar de la Barca de
Pedro, que ha visto como surgían aquí y allá tempestades que la zarandeaban a
babor y a estribor, a veces sin más motivo que la comprensión errónea de un
criterio y otras, por qué no decirlo, porque acaso su rumbo andaba algo
perdido. Fue el primer milenio el que vio florecer con mayor asiduidad las
interpretaciones equivocadas del depósito de la Fe -las herejías como tales-
con toda probabilidad porque aún no había sido plenamente comprendida la
Revelación, quedando para el segundo milenio -y para este que ahora comenzamos-
los problemas que solemos calificar como cismáticos. Sin embargo, aunque no
vivamos ahora en un momento dorado de las herejías -probablemente porque desde
el Concilio de Trento el panorama cambió completamente- sí lo es de la
recuperación de un espíritu de necesario replanteamiento de determinadas
cuestiones, que acaso podían parecer resueltas, pero que su presencia constante
en el imaginario popular nos hace ver que la eficacia de las explicaciones
dadas no ha sido tal. En este sentido, resulta interesante, a la luz de la
Historia, observar como jurídicamente fueron tratadas distintas cuestiones
disonantes que, en su momento, produjeron tensión y auténtica fatiga para la
Iglesia. Qué duda cabe que la mayor muestra de oposición a determinados
planteamientos realizados por la Iglesia es, sin duda, la herejía, pero la más
célebre forma de combatirla -la Inquisición- momento más oscuro de la historia
eclesiástica, no fue, ni mucho menos, la única, ni se puede atribuir al ámbito
canónico sus devastadoras consecuencias. Así, en nuestro estudio plantearemos
cómo la Iglesia, en el primer milenio, incluso después del surgimiento de la
denostada institución, nunca abandonó el objetivo principal de su acción, la
salus animarum, mostrando como se puede rastrear, mediante un análisis de la
evolución histórica de los mismos, que fueron tres los ámbitos sobre los que la
Iglesia planteó la lucha contra la herejía, correspondientes con su triple
función, cada uno adecuado a los tres niveles en los que impacta la actitud
herética: uno preventivo, con la predicación para enseñar la verdad y para
remover las almas (munus docendi); otro sacramental, con importantes cambios en
lo referente a la confesión (munus santificandi), encaminados a restituir a la
comunión a aquellos que se han alejado y, por último, otro judicial, (munus
regendi), donde la autoridad intentaba en último extremo forzar esa contrición
en el pecador. Además, en estas renovaciones emprendidas en los campos
sacramentales y formativos, unidos a las normas dictadas en materia de herejía,
veremos como la Iglesia poco a poco cobra conciencia de su propia identidad,
hasta ser capaz de dar una respuesta orgánica al problema al convocarse el IV
concilio de Letrán (1215) que, recordemos, fue convocado para desarraigar
vicios, para corregir los excesos y la moral de la reforma, para eliminar las
herejías y fortalecer la fe del pueblo.
More
info here